Investigaciones recientes parecen confirmarlo. En esta nota, las causas y las consecuencias. Todos suponíamos que pasar largas horas frente a la pantalla de TV tenía como efecto un pernicioso aumento de peso, pero un reciente estudio efectuado por un grupo de nutricionistas, epidemiólogos y demás expertos en medicina preventiva de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, comprobó científicamente esta suposición.
En efecto, gracias a su estudio, los investigadores pudieron concluir que por cada dos horas que una persona mira televisión, aumenta un 23 por ciento su riesgo de convertirse en una persona obesa. Asimismo, quedarse viendo TV durante este lapso (dos horas) de forma diaria, también aumenta en un 14 por ciento los riesgos de padecer diabetes tipo II, es decir transformarse en un insulinodependiente.
Fue por estos resultados que los investigadores también manifestaron la hipótesis de que hasta un 30 por ciento de los casos de obesidad, y hasta un 43 por ciento de los casos de diabetes II, podrían ser evitados si el común de la población llevara a cabo un estilo de vida más activo, es decir no viera más de 10 horas de TV por semana y camina durante al menos media hora al día.
El estudio
Para llevar a cabo el estudio, los científicos norteamericanos tomaron como base un proyecto de investigación comenzado en 1976, denominado Nurse’s Health Study. Este estudio se basaba, y se basa, sobre una base de datos de 121.700 enfermeras que vienen siendo monitoreadas desde ese año para obtener información sobre un gran número de condiciones relacionadas con la salud.
Tomando este estudio, los científicos de la Universidad de Harvard decidieron, a principios de la década del noventa, realizar un seguimiento específico sobre aquella población de enfermeras que no sufriera de obesidad ni diabetes, -es decir unos 50.000 casos-, para conocer las razones por las que no habían desarrollado estas enfermedades.
Luego de más de una década de estudio, a principios del año 2003 pudieron afirmar que el hecho de mirar poca o directamente nada de televisión, (lo que también se relacionaba con una mayor actividad física), les había ayudado a lograr a estas mujeres esas positivas condiciones de salud.
Consecuencias de mirar mucha TV
Según afirmaron los investigadores, son tres las razones principales que llevan a que una persona que mira mucha televisión tenga un mayor riesgo de desarrollar obesidad o diabetes del tipo II. Las mismas son:
1. Al mirar mucha televisión, se realizan menos actividades físicas, por lo que se manifiesta una reducción del gasto energético.
2. Al mirar mucha televisión, se gasta menos energía, -es decir calorías-, qué en casi todos los otros tipos de actividades diarias, como pueden ser escribir, manejar un auto, o leer, ya que estas actividades demandan un mayor trabajo cerebral. Incluso, estar frente al televisor repercute en un menor gasto metabólico que cuando se duerme.
3. Al mirar mucha televisión, aumenta el consumo total de comida y calorías, ya que casi todos los televidentes suelen comer mientras están frente a la pantalla, pero no sólo en gran cantidad, sino también en peor calidad (salados, convites, snacks, etc.).
Según los autores del estudio, este último punto no sólo tiene que ver con la costumbre y/o el placer que genera degustar algo cuando se está frente a la pantalla de la TV, sino también a los cada vez más subliminales e insidiosos comerciales de comidas, dulces y gaseosas.
Es por esto último también que muchos especialistas afirman que, además de aumentar la ingesta de comida, (que casi siempre son también de mala calidad) la TV lleva además a toda una modificación de los patrones alimenticios, lo cual favorece los cada vez más comunes trastornos alimentarios.
La TV, aceptable en poca cantidad
No se trata, por supuesto, de demonizar a ese aparato que tantas satisfacciones y momentos de calma nos puede otorgar a diario, ya que de hecho, un rato de televisión todos los días nos ayuda a “desenchufarnos” de nuestra realidad, así como también conectarnos a otras.
De hecho, los mismos investigadores afirmaron que menos de diez horas por semana no repercuten negativamente en nuestra salud. Pero los actuales índices que se manejan en Latinoamérica, que afirman que sus habitantes pasan entre 4 y 5 horas diarias frente a la televisión, dan cuenta del patente riesgo que esta representa para la salud, ya que, como vimos, la misma suele provocar mayor sedentarismo, peores hábitos nutricionales, y una reducción en el consumo de calorías.
Al margen: Teorías sobre el control remoto
Ciertos actos rutinarios que a diario pasan desapercibidos, son también tomados por la ciencia para efectuar estudios de salud. Este es el caso del uso del control remoto, algo que parecería tener influencia sólo en nuestra comodidad, pero en ningún otro ítem.
Sin embargo, en vistas de los resultados respecto al pernicioso hábito de mirar mucha TV a diario, científicos europeos calcularon como incide el control remoto en el gasto calórico.
Según pudieron comprobar, una persona que usa un control remoto se priva de consumir dos calorías por cada vez que cambia de canal (para lo cual, de otro modo, debería levantarse para dirigirse al aparato de televisión).
Entonces, teniendo en cuenta que una persona cambia de canal en promedio siete veces por hora, se pudo calcular que una persona que mira tres horas de televisión diarias, se pierde de quemar, semanalmente 300 calorías, es decir lo mismo que le representaría un pollo y ensalada con postre…
§Después, estira perpendicularmente la zona donde se encuentren las arrugas y avanza sobre ellas con tus dedos, moviéndolos de nuevo en vaivén. Los resultados que obtengas van a depender de la capacidad de cada músculo facial que trabajes y de la intensidad con la que realices cada uno de estos ejercicios. No olvides hacerlos lentamente, para permitir una buena recuperación después de cada esfuerzo realizado.
Fuente: Enplenitud.com
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En efecto, gracias a su estudio, los investigadores pudieron concluir que por cada dos horas que una persona mira televisión, aumenta un 23 por ciento su riesgo de convertirse en una persona obesa. Asimismo, quedarse viendo TV durante este lapso (dos horas) de forma diaria, también aumenta en un 14 por ciento los riesgos de padecer diabetes tipo II, es decir transformarse en un insulinodependiente.
Fue por estos resultados que los investigadores también manifestaron la hipótesis de que hasta un 30 por ciento de los casos de obesidad, y hasta un 43 por ciento de los casos de diabetes II, podrían ser evitados si el común de la población llevara a cabo un estilo de vida más activo, es decir no viera más de 10 horas de TV por semana y camina durante al menos media hora al día.
El estudio
Para llevar a cabo el estudio, los científicos norteamericanos tomaron como base un proyecto de investigación comenzado en 1976, denominado Nurse’s Health Study. Este estudio se basaba, y se basa, sobre una base de datos de 121.700 enfermeras que vienen siendo monitoreadas desde ese año para obtener información sobre un gran número de condiciones relacionadas con la salud.
Tomando este estudio, los científicos de la Universidad de Harvard decidieron, a principios de la década del noventa, realizar un seguimiento específico sobre aquella población de enfermeras que no sufriera de obesidad ni diabetes, -es decir unos 50.000 casos-, para conocer las razones por las que no habían desarrollado estas enfermedades.
Luego de más de una década de estudio, a principios del año 2003 pudieron afirmar que el hecho de mirar poca o directamente nada de televisión, (lo que también se relacionaba con una mayor actividad física), les había ayudado a lograr a estas mujeres esas positivas condiciones de salud.
Consecuencias de mirar mucha TV
Según afirmaron los investigadores, son tres las razones principales que llevan a que una persona que mira mucha televisión tenga un mayor riesgo de desarrollar obesidad o diabetes del tipo II. Las mismas son:
1. Al mirar mucha televisión, se realizan menos actividades físicas, por lo que se manifiesta una reducción del gasto energético.
2. Al mirar mucha televisión, se gasta menos energía, -es decir calorías-, qué en casi todos los otros tipos de actividades diarias, como pueden ser escribir, manejar un auto, o leer, ya que estas actividades demandan un mayor trabajo cerebral. Incluso, estar frente al televisor repercute en un menor gasto metabólico que cuando se duerme.
3. Al mirar mucha televisión, aumenta el consumo total de comida y calorías, ya que casi todos los televidentes suelen comer mientras están frente a la pantalla, pero no sólo en gran cantidad, sino también en peor calidad (salados, convites, snacks, etc.).
Según los autores del estudio, este último punto no sólo tiene que ver con la costumbre y/o el placer que genera degustar algo cuando se está frente a la pantalla de la TV, sino también a los cada vez más subliminales e insidiosos comerciales de comidas, dulces y gaseosas.
Es por esto último también que muchos especialistas afirman que, además de aumentar la ingesta de comida, (que casi siempre son también de mala calidad) la TV lleva además a toda una modificación de los patrones alimenticios, lo cual favorece los cada vez más comunes trastornos alimentarios.
La TV, aceptable en poca cantidad
No se trata, por supuesto, de demonizar a ese aparato que tantas satisfacciones y momentos de calma nos puede otorgar a diario, ya que de hecho, un rato de televisión todos los días nos ayuda a “desenchufarnos” de nuestra realidad, así como también conectarnos a otras.
De hecho, los mismos investigadores afirmaron que menos de diez horas por semana no repercuten negativamente en nuestra salud. Pero los actuales índices que se manejan en Latinoamérica, que afirman que sus habitantes pasan entre 4 y 5 horas diarias frente a la televisión, dan cuenta del patente riesgo que esta representa para la salud, ya que, como vimos, la misma suele provocar mayor sedentarismo, peores hábitos nutricionales, y una reducción en el consumo de calorías.
Al margen: Teorías sobre el control remoto
Ciertos actos rutinarios que a diario pasan desapercibidos, son también tomados por la ciencia para efectuar estudios de salud. Este es el caso del uso del control remoto, algo que parecería tener influencia sólo en nuestra comodidad, pero en ningún otro ítem.
Sin embargo, en vistas de los resultados respecto al pernicioso hábito de mirar mucha TV a diario, científicos europeos calcularon como incide el control remoto en el gasto calórico.
Según pudieron comprobar, una persona que usa un control remoto se priva de consumir dos calorías por cada vez que cambia de canal (para lo cual, de otro modo, debería levantarse para dirigirse al aparato de televisión).
Entonces, teniendo en cuenta que una persona cambia de canal en promedio siete veces por hora, se pudo calcular que una persona que mira tres horas de televisión diarias, se pierde de quemar, semanalmente 300 calorías, es decir lo mismo que le representaría un pollo y ensalada con postre…
§Después, estira perpendicularmente la zona donde se encuentren las arrugas y avanza sobre ellas con tus dedos, moviéndolos de nuevo en vaivén. Los resultados que obtengas van a depender de la capacidad de cada músculo facial que trabajes y de la intensidad con la que realices cada uno de estos ejercicios. No olvides hacerlos lentamente, para permitir una buena recuperación después de cada esfuerzo realizado.
Fuente: Enplenitud.com
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